Aquí aplicaremos
la palabra CATAPULTA, para referirnos a cualquier arma utilizada para lanzar
oroyectores independientemente del tipo, origen y forma.
Se cree que la
catapulta (katapeltikon) fue desarrollada, alrededor del año 400 a de C. en la
Ciudad griega de Siracusa, por ingenieros y artesanos en el reinado de
Dionysius I. Las catapultas se mencionan en Atenas en el año 360 y 350 a. de C.
Ya en el 330 se entrenaban a los hombres jóvenes rutinariamente en su uso.
Durante estos años, la artillería aparece haber sido considerada como arma
ofensiva.
Finalmente aparecen en las manos de un agresor en el año 340 a. de C.
cuando Philip de Macedonia asalto a Perinthus.
El precursor de toda la artillería era el arco y la
flecha. La idea de lanzar más lejos los proyectiles, hicieron que se
desarrollara. Los arcos continuaron siendo populares, puesto que podrían ser
llevados y ser manejados por un solo soldado, pero incluso ahí se desarrollaron
también arcos más grandes que podrían lanzar proyectiles más grandes y más
lejos. Estos arcos más grandes fueron llamados ballistae: (BALLESTA). Estas ballestas más grande eran
razonablemente exactas con un alcance entre los 200 y 300 metros, pero no
podían ser preparadas muy rápidamente. La diferencia fundamental entre la
ballesta y el arco de los cuales se deriva, era su capacidad de almacenar
energía: un arco se podía doblar hacia atrás, pero un arquero solo podía
almacenar energía hasta donde le permitía su fuerza, por un tiempo muy corto.
La ballesta podía ser amartillada, y seguía almacenando la energía mientras que
los operadores la amartillaban, además de poner su atención a otros detalles,
tales como apuntar y esperar el momento perfecto para disparar.
Fueron creadas
muchas máquinas, más o menos parecidas pero de diferentes proporciones y
especialidades, como el Oxibeles, la Cheirobalista, el EscorLos artesanos de
artillería romanos, idearon una solución a uno de sus problemas más grandes.
Este problema era la catapulta de Palintones que lanzaba piedras, llamada ballesta por los Romanos. La más grande de
éstas máquinas era capaz de lanzar 100 libras de piedras a más de trescientas
yardas. Estos máquinas fueron extremadamente complicadas en su construcción y
debido a su tamaño eran también difícil de transportar. Para remediar este
problema los Romanos crearon el Onagro
(Burro salvaje), la máquina de sitio que la mayoría de la gente asocia hoy a la
palabra. CATAPULTA. Nombrado así por el golpe que proporciona un asno con la
pata trasera cuando es perseguido.
El Onagro
fue mucho más fácil de construir y de mantener que los palintonos porque era
básicamente la mitad de la máquina. El marco del Onagro fue hecho de maderos rectangulares gruesos sostenidos por una base de madera
afianzada en la tierra. En cada lado del bastidor fueron hechos dos agujeros a
través de los cuales se insertó la madeja de cuerdas (tendones o crin de
caballo), que fueron sostenidas en su lugar por una arandela y una contraparte.
En el centro de la madeja de cuerdas se insertó un solo brazo que terminaba en
una cuchara o una honda donde se acomodaba el proyectil, generalmente una
piedra. El brazo se movía hacia abajo con una palanca, después se tensaba la
madeja girando las arandelas, y se sostenia en su lugar por un trinquete y un
gatillo. Cuando era lanzado el brazo se empujaba con la tensión de las cuerdas
hacia adelante; hacia un montante apoyado que detenía el brazo y conducía el
tiro hacia el blanco previsto.
El Onagro fué una de las catapultas que más variantes tubieron. Desde el Onagro de 90°, con honda, hasta el Onagro inclinado con ruedas. Pasando por el Mangonel medieval con ruedas y cuchara en lugar de honda.pión, etc.
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